lunes, 23 de junio de 2008

Campomar & Soulas

Alfredo Spaudo Gubernati partió de Italia a Sudamérica en busca de mejores expectativas económicas el 4 de Febrero de 1911. Tras cruzar el Atlántico en el Vapor "Indiana" llega al Puerto de Buenos Aires, Argentina donde es contratado por la fábrica de tejidos de los Sres. Campomar & Soulas. Esta importante industria Montevideana había surgido fruto de capitales Argentinos y Uruguayos. "...El aporte de capital argentino en la firma Salvo y Campomar correspondía a un tercio del capital social (en partes iguales entre la familia Campomar de Buenos Aires y los Soulas). Al vender los Salvo su participación de 50% en la sociedad y absorber ésta poco tiempo después tres firmas texiles de plaza, el capital proveniente de Argentina en Campomar y Soulas SA se situó en algo más del 37%. Torcuato de Tella (1993) visualizaba a la planta de la firma uruguaya en Juan Lacaze (Colonia), incorrectamente, como una empresa más del grupo Campomar argentino. "El patriarca de la industria textil, en aquellos años treinta y cuarenta, era Miguel Campomar, dueño de la hilandería y tejeduría de lana Campomar y Soulas, que tenía hacia 1940 una fábrica en Valentín Alsina (Avellaneda) con 2.500 obreros y 700 telares, otra en Belgrano (luego sede de la fundación homónima) con unos 2.000 obreros y 500 telares, y una tercera cerca de Colonia, Uruguay, con 2.300 obreros".
Aunque la empresa estaba dirigida por la rama uruguaya de los Campomar, en el período estudiado la rama argentina participaba en las principales resoluciones de la sociedad, postergándose en diversas ocasiones la toma de decisiones y enviando los memorándum a Buenos Aires.
Además, y más importante, los depósitos en cuenta corriente realizados por los socios de Buenos Aires cumplían un papel muy significativo en la financiación de la empresa, que dependió muy poco hasta 1957 de los préstamos bancarios. A partir de ese año y en medio de una situación crítica de la firma (y creemos de la industria textil en su conjunto) el grupo Campomar de Buenos Aires exige que el dividendo por el ejercicio 1955-56 se depositara en el banco en lugar de acreditarse a sus cuentas12 .
Para comprender la importancia de estos depósitos es útil compararlos con el capital integrado de la firma. En los años 1955 y 1956 el capital ascendía a 20 millones de pesos (uruguayos) y los depósitos referidos a 16 millones en 1955, descendiendo a 11 millones en 1956. En 1957 estos permanecen en 11 millones pero lo adeudado a los bancos pasa de 2.400.000 en el año anterior a $ 6.300.00013.
Meses después el grupo de Buenos Aires solicita el retiro de sus depósitos. En el directorio se discute un plan para vender bienes de la sociedad no aplicados a la explotación de la firma, con el fin de realizar la devolución de los depósitos en cuenta corriente, los que habían significado "un imponderable servicio a la sociedad... proporcionándole durante largo tiempo una financiación segura y extraordinaria" Cabe preguntarse si la actitud del grupo Campomar de Buenos Aires se debió a simplemente a la percepción de la mala situación de la firma o pudo haber incidido la marcha de sus negocios en Buenos Aires o quizás también el cambio de gobierno que se produce en la Argentina en 1955. ¿Podrían haber considerado un negocio redituable y sobre todo considerado seguro prestar parte de su capital a la empresa uruguaya durante los años cuarenta y cincuenta de gobierno peronista?. La inversión de capitales argentinos en otros ámbitos, como compra de deuda uruguaya por ejemplo, parece confirmar esa posibilidad..." (1)
_____________________________________________

(1) LA INTEGRACIÓN DEL CAPITAL EN LA INDUSTRIA TEXTIL URUGUAYA: EL CAPITAL REGIONAL (1930-1960) Magdalena Bertino
Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración Universidad de la República - Montevideo